Aunque en los años 90 ya existía Internet (y la Web), la red de redes aún se usaba de forma masiva. Pero a pesar de no existir las redes sociales y de que el correo electrónico era una extravagancia al alcance de unos pocos, los rumores se extendían como la pólvora aunque no fueran ciertos. Y es que como dijo Ángel Martín, una leyenda urbana es algo que cuenta un borracho y se cree un gilipollas.
Repasando algunas de estas leyendas urbanas, he caído en que todas son de la década de los 90. Puede que algunas ya circulasen antes, pero yo las conocí en esos años. Seguro que todas os suenan o conocéis variantes.
Caramelos con droga
Este mito urbano es el más antiguo de la lista, y es muy posible que algún lector ya lo conociese en los 80. En pocas palabras, este rumor alertaba la presencia de camellos en las proximidades de los colegios, que captaban nuevos clientes regalando “muestras gratis” en los caramelos.
Si diseccionamos esta leyenda, es fácil entender cómo pudo surgir. La adicción a la heroína fue uno de los grandes problemas sociales durante los 80. No habría que descartar algún caso de trapicheo en un colegio que alimentase el rumor. La preocupación por la infancia hizo el resto.
Él sí encontró al de los caramelos ¡Y no dejó ni uno!
Yo me pasé la mitad de la EGB buscando a ése que regalaba caramelos, pero nada. Como curiosidad sociológica, fijaos en que se hablaba de caramelos con droga, en singular. “Droga” funcionaba como concepto, como algo terriblemente malo, sin entrar en detalles. Años más tarde, conforme la sociedad se familiarizó con la “droga”, otras leyendas ya hablan de sustancias concretas.
Este rumor circulaba como leyenda urbana propiamente dicha, como “algo que se contaba por ahí” más que como un suceso de un sitio en concreto. Eso sí, seguro que en vuestro colegio circuló un rumor de algo que pasó o estaba pasando justo allí.
Los alimentos que provocan cáncer
El cáncer tampoco fue un invento de los 90. Pero en la primera mitad de esta década ganó bastante visibilidad junto con otra enfermedad, el SIDA (cuyo primer caso documentado databa de los 80). Y como con la “droga”, el “cáncer” actuaba más como concepto abstracto: una enfermedad incurable que suponía una sentencia de muerte. No hacía falta especificar qué tipo de cáncer era, bastaba con nombrarlo.
Esta leyenda tuvo una circulación difusa. Más que centrarse en un alimento en concreto, era algo que se comentaba de cualquier comestible que generase desconfianza. Por ejemplo, yo lo escuché de los flashes (o poloflases, el nombre variaba), esos helados para pobres. En concreto, lo que provocaba cáncer era el envoltorio de plástico en el que venían, y que teníamos que abrir con los dientes.
La evolución del pez de 3 ojos de Los Simpson
Lo cierto es que esta leyenda urbana no está muerta del todo. Determinados alimentos siguen en el punto de mira por ser perjudiciales para la salud (uno de los ejemplos típicos son los transgénicos). Y la amenaza del cáncer sigue causando estragos. Ahí tienen a los de los móviles y las redes wi-fi.
Marilyn Manson era el amigo feo de Aquellos Maravillosos Años
A partir de aquí las leyendas tienen un componente mediático. Son más concretas, se centran en un personaje o programa determinados. Y también más fáciles de desmentir.
El cantante Marilyn Manson fue objeto de multitud de rumores acerca de su persona a mediados de los 90, cuando éxitos como The bautiful people le hicieron mundialmente famoso. De hecho protagoniza dos de las historias de este artículo.
La primera de ellas es la que afirmaba que Marilyn Manson era Paul, el mejor amigo del protegonista de la serie The Wonder Years (en España: Aquellos Maravillosos Años), el amigo del protagonista. La serie estaba protagonizada por Fred Savage, que interpretaba a Kevin. Paul Pfeiffer era el amigo geek de Kevin. Alguien encontró un “parecido razonable” entre el chico y Manson y… ahí lo tienen.
El presunto parecido razonable
A pesar del supuesto parecido, son dos personas distintas. El verdadero nombre de Marilyn Manson es Brian Warner, mientras que el actor de The Wonder Years se llama Josh Saviano. La diferencia de edad entre ambos es de 7 años, que no es mucha. Pero The Wonder Years duró en antena hasta 1993, y por entonces la banda ya estaba en activo y empezaba a captar la atención de su futuro productor.
Esta leyenda urbana no es exclusiva de España. El propio Saviano recibió e-mails preguntándole si era cierto que se había convertido en Marilyn Manson, cosa que no le disgustaba en absoluto sino al contrario. Yo también preferiría ser confundido con una estrella del rock a que me recordasen como el panoli de una serie.
Marilyn Manson se quitó dos costillas para…
Seguimos con Marilyn Manson. De todas las leyedas que han rodeado al cantante, ésta es quizá la más conocida, y desde luego la más sonada. Afirmaba que Manson se había operado para quitarse las costillas flotantes. El objetivo de esta operación era el de ganar flexibilidad y poder hacerse autofelaciones.
«¿Te has quitado las costillas? Aficionado…»
Este rumor ha sido desmentido en varias ocasiones por el cantante, como otros tantos que circulan. Pero cuando una banda proyecta una imagen transgresora y oscura, este tipo de leyendas suelen aparecer y a la vez alimentan la imagen de la banda. Así que al fin y al cabo, todo era publicidad gratuita para Marilyn Manson.
Ricky Martin y la mermelada
La última leyenda urbana gira en torno al programa Sorpresa, sorpresa, presentado por Isabel Gemio, y data de finales de 1998 o principios de 1999. La historia era más o menos como sigue:
El cantante Ricky Martin iba a darle a una sorpresa a una de sus fans. Para ello, había ido a su casa antes de que llegase la chica, y se escondió en un armario a esperarla, para salir y sorprenderla. (En efecto, Ricky Martin salió del armario, y no fue una sorpresa para nadie, pero eso es otra historia). La niña, de unos 12 ó 13 años, llegó a su casa, y al pensar que estaba sola, fue al frigorífico, cogió un bote de mermelada y se untó con ella sus partes pudendas. Después, dejó que su perro se diese un festín.
(Tenéis una versión algo más detallada aquí)
Diversión asegurada
Lo fascinante de esta leyenda urbana eran sus variantes. Dependiendo del sitio donde la escuchases, la niña tenía entre 11 y 13 años: cuanto más al sur, más joven era. El denominador común era que se trataba de una chica que acababa de llegar a la pubertad, de ahí que en Andalucía tuviese 11 años y en Galicia, 13 (el clima cálido hace que las chicas se desarrollen antes). También había discrepancias en torno al comestible utilizado. El más frecuente era la mermelada, pero también se especuló con Nocilla.
Nadie vio el progama, pero todos tenían un amigo que conocía a alguien que lo vio… como con los audímetros. Evidentemente, nunca hubo imágenes en los programas de zapping, aunque fuesen censuradas, ni lo subieron a Youtube.
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¿Y vosotros? ¿Recordáis alguna otra leyenda urbana? ¿Cómo os enterasteis de las que aparecen en este artículo? Dejad vuestras opiniones y anécdotas en los comentarios.