Máscaras, antifaces, avatares e identidad digital

En su artículo de esta semana, Raquel Sastre hablaba de los que trolean ocultos tras un avatar y un pseudónimo. No me di por aludido ni me lo tomé a mal porque no suelo actuar como un troll, ni en este blog ni en Twitter. Aunque a veces no me faltan ganas.

Pero efectivamente, si alguien se molestase con un comentario mío bien podría blandir la excusa de «es muy fácil criticar oculto tras un nick y un logo». Y no le faltaría razón en el fondo, porque cuando decidí abrir este blog bajo el pseudónimo de Tahúr Manco fue precisamente para tener un alter-ego. Quería un alias, entre otras cosas, para darme el lujo de actuar de forma mucho más estúpida que en la vida real. Claro qué esperaba recibir muchas más visitas de las que recibo…

El Tahúr Manco se ha convertido en lo que los teóricos de la web 2.0 llaman identidad digital. Es la forma en la que firmo muchos comentarios, el nombre con el que estoy registrado en muchas webs…

¿Es el Tahúr Manco una falsa identidad? No exactamente. El Tahúr es un poco pedante y sabelotodo, como yo. Simplemente es mi faceta más sarcástica. Nunca me lo tomé como una máscara tras la que ocultarme porque mis lectores, sobre todo al principio, eran mis amigos de toda la vida. Y cada vez que participo en el Press Start de La parada de los Monstruos, el conductor del programa David Freakman Royuela me presenta a la audiencia como «Alfredo Martínez aka Tahúr Manco» (sic.)

Así que yo seguiré blandiendo mi logo con el As de Picas (que en realidad son los 4 ases) y mi nombre de guerra Tahúr Manco. Porque Alfredo y Tahúr somos la misma persona, y si queréis más información sobre mi persona, siempre podéis consultar mi biografía.

Y llegó el final de “Cómo conocía a vuestra madre”

NOTA: esta entrada es deudora de otro artículo de 2012 en el que especulaba sobre un posible final. Aquí voy a comentar el final de la temporada con detalle, así que si aún estáis viendo la serie y no queréis tragaros spoilers a mansalva, guardad este post en favoritos o en “read it later” (ahora “pocket”) para más tarde.

Después de 9 temporadas y algunas especulaciones sobre su continuidad, la serie de la CBS How I met your mother (“Cómo conocí a vuestra madre”) ha llegado a su esperado final. Aquí en España aún se está emitiendo la última temporada, y tardaremos un par de meses en ver qué ocurre con Ted Mosby y su futura esposa.

Tras ver el doble episodio que cerró la serie (The last forever, episodios 9×23 y 9×24) me quedó un sabor agridulce, más amargo que dulce para ser sinceros. Pero después de comentarlo con otra persona y repasar mi anterior artículo, me di cuenta de que era el final que la serie se merecía. Al fin y al cabo, Cómo conocí a vuestra madre no es la historia de cómo Ted Mosby conoció a Tracy McConnell (su futura esposa y madre de sus hijos), sino la historia de amor y desamor de Ted y Robin.

Para no perderme por las ramas, voy a dar una serie de argumentos a favor y en contra del final, centrándome especialmente en la figura de Tracy y en lo que había yo había pronosticado en octubre de 2012.

A favor

  • Presentan a Tracy (“la madre”) al final de la temporada 8: en mi artículo especulativo suponía que el personaje de la madre sólo saldría al final del último capítulo de la serie. Me equivoqué por una temporada. En el capítulo que cerraba la temporada 8, podíamos ver a Tracy en el último plano del episodio. A lo largo de la temporada final, hemos podido ver cómo Tracy ha ido conociendo a todos los protagonistas de la serie, dejando a Ted Mosby para el final. También protagonizó el episodio 200 (9×16): How your mother met me, donde se resume su historia entre 2005, justo al comenzar la serie, y 2014.
  • Unen todas las piezas del puzzle de forma bastante aceptable: es precisamente en este episodio nº 200 donde vemos desde el otro punto de vista todas esas pistas que Ted ha ido dejando durante la serie. Desde el paraguas amarillo hasta la presencia de Tracy en esa primera clase que imparte Ted Mosby aunque en realidad está en el lugar equivocado. En general lo enlazan todo bastante bien, aunque seguro que si revisáis la serie capítulo por capítulo encontráis algún fallo. Por ejemplo, dejan una pista falsa cuando Ted cree ver a Tracy (sólo su tobillo) en el piso de Cindy, y cree reconocerla años más tarde en el McLaren’s, pero finalmente no es así.
  • Tracy es adorable: sencillamente eso. Toca el bajo, es amable, encantadora, se interesa por los demás y tiene aficiones raras. Además, es muy guapa. Si Tracy existiera de verdad, me casaría con ella.

 

Ted Mosby

Sí, le he robado el paraguas a mi mujer

En contra

  • Tracy es DEMASIADO adorable: el punto fuerte de Tracy juega también en su contra. A lo largo de la serie, Ted idealiza tanto a la que será su futura esposa que al final tenemos un personaje demasiado bueno. Así que puedo entender que aunque a mí me parezca adorable, otros la consideréis repelente. Lo comprendo. Claro que os tendréis que batir en duelo conmigo.
  • La historia de Tracy es muy trágica: lo que vemos en el episodio 200 es la historia demasiado dramática. Pierde a su novio el día de su cumpleaños y no es capaz de superarlo. Apenas sale al principio y después es incapaz de volver a tener pareja. Y cuando comienza a salir con alguien, le resulta imposible profundizar en la relación. A esto se le añade el episodio final, que nos desvela que Ted y Tracy sólo estuvieron 10 años juntos. Una historia demasiado cruel para un personaje tan encantador.
  • La relación entre Ted y Tracy pierde credibilidad: después de un recorrido tan largo por parte de los dos, el romance entre ellos resulta raro. Ted y Robin están jugando al ratón y al gato hasta el mismo final, y Tracy aún no ha superado del todo la muerte de su novio. Lo normal es que lo suyo hubiese sido una relación “de transición”, y no el gran romance.
Tracy McConnell

Así que me has robado el paraguas…

Pero por encima de todo, hay que aplaudir a los guionistas por tener previsto el final desde el principio de la serie, con esa conversación final entre Ted y sus dos hijos. Los planos de los niños se grabaron en su momento, pues no olvidemos que ahora tienen este aspecto:

Y es que como decía al principio, Cómo conocí a vuestra madre es la historia de Ted y Robin. Y los guionistas de la serie han sabido contarla mientras pretendían contarnos otra historia.

Aunque yo me quedo con Tracy McConnell.

La lideresa en su cortijo

El jueves merendaba con un titular que no me podía creer: “[Esperanza] Aguirre arrolla la moto de un agente de Movilidad y se da a la fuga”. Al parecer la expresidenta de la Comunidad de Madrid había sido multada por parar en un carril bus y se había marchado antes de tiempo. Poco a poco se fueron conociendo más detalles de la noticia y se supieron las peregrinas explicaciones de Aguirre sobre los hechos. Quien más quien menos habrá visto la noticia y no merece la pena entrar en detalles.

Ni que decir tiene, las redes sociales explotaron y hubo mofa en cantidad sobre el asunto. Pero eso tampoco debería sorprendernos. En cuanto alguien se pone en el punto de mira, todos se suben al carro.

A partir de ahí empezaron las tertulias y como siempre, los hubo que defendían lo indefendible. Y eso que hasta en Intereconomía sermoneaban a la señora Aguirre por creerse que podía hacer lo que le viniera en gana. Los defensores de la lideresa, con Marhuenda a la cabeza, recurrían a la falacia lógica de restar autoridad a la otra parte. Porque claro, ahora resulta que los agentes de movilidad no son nadie. Donde esté un buen Guardia Civil que se quiten el resto de cuerpos de seguridad. Ahí tienen a Tejero y a Roldán, sin ir más lejos… Y sí, he recurrido a la misma falacia lógica.

Lo que más me sorprende es la poca cabeza de Aguirre. Vale que esta mujer fue un auténtico cáncer para la política, pero en el fondo fue la más lista entre las filas del PP. Su retirada de la política no fue nada casual y por lo general ha salido airosa de todos los escándalos de corrupción que han salpicado a sus compañeros. Resulta raro que ahora, por una simple multa, haya montado la que ha montado y sus explicaciones sean tan pueriles.

Dice que ya se estaba viendo la foto en los periódicos por la multa y por eso se marchó antes de tiempo… ¿Y qué problema hay? Cometió una infracción y la pillaron. Tuvo la mala suerte de que el policía que la multó no simpatizaría con su ideología y por eso no quiso hacer la vista gorda. Pero de ahí a sumar desobediencia civil hay un trecho.

Se me ocurren dos explicaciones. La primera es que Esperanza Aguirre, tras años en la presidencia de la Comunidad, se cree que la ciudad de Madrid es su cortijo, y que puede campar por él a sus anchas, haciendo lo que le viene en gana. No es nada raro que los políticos pierdan el contacto con la realidad. La segunda es que tiene una buena razón para montar semejante pollo. Quizá llamar la atención de cara a una vuelta a la escena política, o desviar la mirada de algo peor que esté pasando.

Lo peor de todo es que seguro que ni siquiera paga la multa. Aunque total, esa multa la pagaremos nosotros.