Publicidad superliminal

Hace poco, navegando a la deriva por los enlaces de las redes sociales y páginas web, me encontré con un sketch de la serie Qué vida más triste en el que los protagonistas jubilaban su vieja Playstation 2 y la reemplazaban por una Xbox 360 (no especifican lo de 360). El episodio está graciosillo, sobre todo si sois seguidores de la serie, eso va por gustos. De todas formas aquí os lo dejo para los que no lo hayáis visto.

Nada que no pase en otros capítulos: Borja es reacio a probar algo, hasta que lo prueba y practica la fe del converso (vamos, fliparse en su línea). Algunos de los comentarios del vídeo decían que era una publicidad descarada de Xbox. Puede ser, pero en este caso, les ha quedado bien.

Con la llegada de las televisiones privadas, la publicidad entró en crisis (y hasta que no se demuestre lo contrario, Zapatero no tuvo nada que ver, pero mejor no doy ideas). Se buscaron nuevas formas de hacer llegar los productos a un espectador que empezaba a molestarse ante el crecimiento súbito de intermedios. Una de esas formas era el product placement en las series y películas. Product placement puede traducirse por “emplazamiento de producto”, y no debe confundirse con el posicionamiento, que es otro tema. Una de las series pioneras en este tema fue Farmacia de guardia, que aprovechó que las farmacias empezaban a convertirse en escaparates publicitarios. Después, Ikea amuebló la casa de Emilio Aragón en Médico de familia, donde por cierto el product placement era bastante más obvio y descarado. En esa casa el bote de Cola-Cao estaba atornillado en el centro de la mesa.

Narrativamente, el product placement le da cierta solidez y realismo a las historias. Las marcas nos invaden, y en cualquier casa tenemos leche, yogures, cacao, etc de tal o cual marca. Algo habrá de marca blanca, pero no todo. No digamos si vas a un bar, a un supermercado o a un centro comercial. Bien usado, el product placement puede quedar bien. Otra cosa es meter productos y situaciones con calzador: poses artificiales para mostrar bien la marca de la cerveza, secuencias que nada tienen que ver con la trama de los episodios sólo para mostrar un producto…

En el caso de QVMT, el product placement se ha usado bien. Los protagonistas son unos frikis, y hablan de cosas de frikis: consolas, juegos, internet, películas, etc. Exaltan lo que les gusta y desprecian lo que no. Así que en ese sentido, la presunta publi de la Xbox ha quedado bien.

Es lo que tiene. En su libro NO LOGO . El poder de las marcas. (lectura recomendada), Naomi Klein habla de cómo las marcas quieren meterse en nuestras vidas, quieren formar parte de ella, quieren que hablemos de ellas, ser el centro de atención incluso si no las consumimos. Pero luego no dejan que usemos sus nombres libremente porque estamos “violando su propiedad intelectual” (David Bravo cuenta un par de ejemplos donde están involucrados Mickey Mouse y el Dinosaurio Barney). Supongo que detrás de este episodio estén los intereses de Microsoft. Lo que no sé es qué tal se habrá tomado el señor Konami que Borja le haga un corte de mangas…

2 pensamientos en “Publicidad superliminal

  1. Pingback: Bitacoras.com

  2. Hola tahures!

    Para juego, juego de «monstruos gusanos» quedará el inolvidable Worms Armageddon… Cawen la leche la de tardes que me habré echado yo pegando bombazos… Y sobre la Play 2, yo hace tiempo que la jubilé en el cajón de debajo de la tele y no por una «equissboss», sino por una «notengotiempoparaná» jejeje… Muy buenos los de QVMT.

    Y hablando de todo un poco, habeis visto el blog de Expedición Codorniz? Joer macho, me han dicho que está genial, como era la dirección… Ah sí! http://expedicioncodorniz.blogspot.com (Esto no es «publicidad superliminal», es un «yo me lo guiso, yo me lo como»)

    Saludos!

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